Caen de tus
manos
mil inventos
de madera
mágicos,
perfectos.
El niño que
fuiste
sonríe ante la belleza de lo nuevo.
Caen de tus
ojos
los
destellos de
las promesas
cumplidas,
porque sabés
que no hay herida
que el amor
no pueda curar.
Caen de tu
boca,
los sonidos
de tu risa
las palabras
siempre llenas de ilusión
proyectando
este futuro
De a dos.